Su particular enclave, al iniciarse el acceso al impresionante y bello puerto de Santa Inés y su sobria arquitectura rural, confieren a esta pequeña población una singular belleza. Todas sus casas están construidas con piedra y los tejados de teja árabe. Las blasonadas conservan escudos correspondientes al señorío del conde de Aguilar, señor de los Cameros.
De las siete ermitas que existieron, sólo se conserva restaurada, la de San Mamés, del siglo IX, dedicada a la Asunción de Nuestra Señora, que aloja en su interior restos de pinturas románicas.
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